Michael Schumacher – 7 veces Campeón de F1. El 29 de diciembre de 2013 sufrió un grave accidente mientras practicaba esquí en la estación invernal de Méribel, en los Alpes franceses, al esquiar fuera de pista. Actualmente se encuentra recuperándose de sus graves lesiones, aunque se desconocen los detalles sobre su estado de salud.


Desde el mismo instante en que el ovulo es fecundado por el espermatozoide, esa vida empieza a correr algún tipo de riesgo. Riesgo de morir, pero en la mayoría de las veces gracias a Dios, riesgo de vivir. En este artículo abordaremos el riesgo desde un punto de vista práctico, pero también desde el aspecto técnico que nos permitirá identificarlos y actuar en consecuencia.

Para un Asesor de Seguros el riesgo es la materia prima, es el motivo que hace que puedan existir voluntades dispuestas a evitarlo, disminuirlo, ignorarlo o asumirlo.

Una definición de riesgo es la falta de certeza sobre un acontecimiento futuro y “posible” y, que no dependa de la voluntad del beneficiario o asegurado. Si no existe la posibilidad de que ocurra, deja de ser un riesgo.

Hay dos tipos de riesgo el Especulativo que es aquel en donde las posibilidades son de ganar o perder, por ejemplo, los juegos de azar y, el Riesgo Puro, que es donde sus consecuencias son totalmente adversas ocasionando una pérdida y que es a lo que nos referiremos.

Diariamente enfrentamos riesgos: enfermedad, accidente, incendio, terremoto, chocar nuestro vehículo o que nos lo roben, padecer un secuestro, que quedemos incapacitados o morir, entre muchos otros… De manera casi natural nuestras vidas transcurren en un continuo en lo posible, evitarlos y ¿cómo lo hacemos? Cuando comemos sanamente y hacemos ejercicio; cuando manejamos con prudencia sin ver el celular y sin ingerir bebidas alcohólicas; cuando las conexiones eléctricas de nuestras casas o negocios están correctamente protegidas y alejamos material inflamable de las fuentes de calor; cuando minimizamos salir de noche y transitar por lugares de alto riesgo; en fin, casi todo lo que hacemos está queriéndolo o no, enmarcado en tratar de prevenir algún hecho que pueda comprometer nuestra vida, la de nuestros familiares y nuestro patrimonio.

La Frecuencia y la Severidad son factores que afectan al riesgo. El primero es el número de veces que se materializa el riesgo en un período determinado y la Severidad es el costo promedio de la materialización de dicho riesgo, aquello que las aseguradoras llaman Siniestro. Poniéndolo en palabras más sencillas podemos decir que la frecuencia de choques (colisiones) con vehículos en personas solteras menores de 23 años es superior a la de personas mayores a 30 años, casadas y con hijos. La conciencia del riesgo, la madurez y la experiencia mueven estas estadísticas. Adicionalmente las aseguradoras mueven sus tarifas en función a estos riesgos. Caso contrario ocurre con las Pólizas de Vida para personas mayores a 40 años, cuya probabilidad de muerte natural es más cercana a la de un joven menor de 20 años y por ende su precio mayor.

¿Qué podemos hacer con el Riesgo?

Evitarlo: Es únicamente posible cuando tenemos la posibilidad de elegir. El que desea ir a Puerto la Cruz, puede evitar correr el riesgo de un accidente de aviación, viajando en automóvil sin embargo asumirá otros riesgos distintos.

Asumirlo por:

  1. Ignorancia: cuando no se tiene conocimiento acerca de un riesgo determinado, muy frecuente en estratos de poca instrucción. Aquí nuestra gran responsabilidad social será educar a la gente en prevención y protección.
  2. Desidia: es aún peor que por ignorancia. Aquí se evidencia una falta de sentido de responsabilidad al ver los riesgos y no hacer nada para mitigarlos; por ejemplo, el caso del Seguro de Vida, en donde asombra ver a Padres de Familia que son sustento principal y se creen inmortales.
  3. Resignación: cuando no hay alternativas, el caso del hombre enfermo que no puede obtener ya un seguro de vida o, en este país una persona mayor de 64 años no puede acceder a un seguro de HCM por su edad; más recientemente y por la inflación que vivimos, muchas personas han optado por no asegurar algunos bienes ya que económicamente no pueden pagarlo.
  4. Intencionalmente: Ocurre cuando la pérdida posible por el Riesgo, no afectaría suficientemente el Patrimonio como para justificar la compra de algún seguro.
  5. Auto seguro: es aquel que adoptan las grandes Empresas y de una manera disciplinada y muy técnica, establecen un fondo destinado para el pago de siniestros. Lo vemos usualmente en las pólizas Colectivas de HCM y también en flotas de Autos.

Prevenirlo: La prevención constituye sin duda, la mejor solución al problema del riesgo, siempre y cuando sea posible. No obstante todas las medidas y los novedosos sistemas de prevención actuales, difícilmente logramos eliminar la incerteza y prevenir al 100% algún riesgo. Existen novedosos sistemas de radar y GPS, pero sigue habiendo accidentes aéreos y marítimos; los sistemas anti-incendió son cada vez más sofisticados y aun así se incendian las estructuras; los avances de la medicina y los antibióticos no evita que sigan existiendo las infecciones; en fin, la prevención es absolutamente necesaria no para evitar que ocurra, pero sí para minimizar su probabilidad de ocurrencia y sobre todo sus efectos adversos. Es el caso de los detectores de humo y rociadores en caso de incendio, no evitaran que ocurra un incendio, pero sin ellos seguramente el daño sería total.

Transferirlo: Cuando compramos una Póliza de Seguros en caso de enfermedad, accidente, muerte, robo o choque de vehículos, y un largo etc. estamos transfiriendo la incertidumbre que tenemos de que, si sucede alguna eventualidad, alguien asumirá ese riesgo.

Esto nos lleva al título de este artículo “El Riesgo de Vivir” y es que la única manera de correr algún tipo de riesgo por mínimo que sea, es estando vivo, así que demos gracias a Dios de estar leyendo esto.

Por: Enzo D’Angelo, Corredor de Seguros y Fundador de compratupoliza.com